M.G.
La comuna de Fighiera realizó una jornada abierta a la comunidad de formación sobre género y violencia de género junto a la Fundación Micaela García “La Negra”.
Las charlas de sensibilización “Construyendo la sociedad que Micaela soñó” y “Construyendo una sociedad de iguales: derribando estereotipos” se llevó a cabo en el Polideportivo de la localidad con un taller que se enmarca en la implementación de la Ley Micaela y bajo la consigna que la capacitación es una herramienta valiosa para revisar conductas y para la transformación social.
La fundación Micaela García nace de una historia resiliente y es creada por Andrea Lescano y Néstor García, padres de Micaela, tras su femicidio en Concepción del Uruguay.
Durante las primeras horas de haberse enterado del femicidio de su hija, vieron y sintieron la bronca y la indignación de todos y decidieron hacer algo. Transformaron el dolor en un espacio de acción y de lucha contra la misma violencia que le arrebató a su hija; continuando la tarea social que Micaela llevaba a cabo en el barrio Las Mandarinas de esa ciudad.
“Sabíamos que nuestras vidas iban a cambiar por completo luego del suceso de Micaela y cuando encontraron el cuerpo ese sábado 8 de abril, después de una semana de desaparición, hicimos el duelo y salimos de la comisaría hacia la plaza de Gualeguay donde estaban todos sus compañeros de militancia, familia y amigos de Micaela, donde había mucha bronca y rabia por lo sucedido y fue ahí donde decidimos continuar con el sueño de Micaela, de continuar con la construcción de esa sociedad que ella soñaba y empezamos con la idea de hacer algo. Luego nos fueron guiando en esta idea de crear la fundación y ya tenemos personería jurídica desde junio del 2017.
La Ley Micaela nos dio un norte y nos organizó. Nos llevó a otro escalón dentro de la fundación y comenzamos a organizarnos en áreas. Actualmente tenemos el área de género, promotoras territoriales, un área de atención y asistencia donde entregamos bolsones de alimentos; también tenemos talleres y cursos de capacitación. La ley llevó la militancia de Micaela y sus sueños a todos lados” comentó Andrea Lescano sobre el surgir de este nuevo hacer con lo que Micaela hizo por cambiarlo todo.
La relación entre la Ley y el caso de Micaela García
El asesinato de Micaela dejó al descubierto el falaz funcionamiento de la Justicia y la formación patriarcal que tienen los agentes del Estado de los tres poderes. El femicida de Micaela, Sebastián Wagner, tenía que estar en la cárcel, pero su libertad condicional fue aprobada por un juez que desestimó los informes que la desaconsejaban. Wagner, como tantos otros, fue beneficiario de un sistema hecho a la medida de los varones. Por eso era imprescindible que todas las personas que van a desempeñar un rol en el Estado, sea en el cargo y jerarquía que sea, reciban capacitación sobre violencia de género.
“En los talleres muchos desconocen los alcances de la Ley Micaela. La mayoría dice que es para construir la sociedad que Micaela soñó. Pero no saben cómo ni qué. Pero quieren una sociedad distinta. Y con Micaela se vio una forma de militancia distinta. Micaela es una referencia más cercana de la militancia. Y yo veo a muchas Micaela en cada uno de los talleres en su forma de expresarse, de relacionarse con el otro”.
Desde su sanción, ya adhirieron a la Ley Micaela todas las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y aproximadamente 500 municipios de todo el país. Dado que la norma alcanza al universo del personal del Estado, ya sean funcionarios o empleados, cualquiera sea su nivel, jerarquía o tipo de contratación, no es sencillo tener un mapa completo sobre su cumplimiento efectivo, aunque durante el taller Andrea manifestó que la provincia de Santa Fe es una de las pocas donde se está evaluando el alcance cuantitativo y cualitativo de la aplicación de la ley.
Con la ley, Micaela García se multiplicó en miles y se convirtió en bandera para construir una sociedad más justa y libre de violencias. En merenderos, banderas, libros, locales militantes, universidades, está su rostro; como compromiso para motorizar los cambios sociales que necesitamos.
El taller consistió en actividades grupales donde se analizaron situaciones y momentos de la vida cotidiana en los que se presentan situaciones de violencia y discriminación.
En el transcurso del evento se hizo énfasis en la importancia de la puesta en marcha de la ley y se destacó que es una ley prevencionista y no punitivista, es decir, que exige la realización de actividades pedagógicas y formativas a través de jornadas de capacitación, cursos y talleres didácticos con el objetivo de crear conciencia y generar cambios positivos en la sociedad.
Aumentos de los femicidios
A pesar de la importancia de la Ley Micaela, los femicidios siguen creciendo. La cifra es alarmante y duele cada vez más. Según los datos de la organización Ahora Que Sí Nos Ven durante los primeros seis meses del año se registraron 162 femicidios.
Andrea Lescano considera que para revertir este flagelo es indispensable que la Ley Micaela llegue hasta el último eslabón al igual que la ESI, para hacer cada vez más consciente las conductas que reproducen al patriarcado como sistema de dominación de género e instó a generar herramientas para pensar las masculinidades: “Falta un montón porque nosotros recién ahora lo estamos visibilizando. Siempre sucedió pero también siempre se tapó. El género masculino, quE es el que ejerce la violencia hacia las mujeres, no tiene herramientas ni lugares para hablar sobre esta forma de ejercer la violencia. Todavía está normalizado esto de que si tu pareja te cela, es porque te quiere. Y son prácticas que no se pueden cambiar de un día al otro. Incluso, nosotras, las mujeres, reproducimos mucha de estas violencias de manera consciente y nos cuesta cambiar algunas conductas”.
Son muchas las deudas pendientes desde el Estado para que no se logre descender el índice de violencia sexista en nuestro país. Por un lado, tenemos el Poder Judicial que no protege a la mujer que tiene una medida cautelar.
Y por otro lado, nos preguntamos ¿cuál es la responsabilidad de quienes tienen que implementar los programas y las políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres? Y en este sentido, Andrea Lescano propone seguir profundizando el debate para no retroceder en lo conseguido desde una perspectiva trasversal: “Hay lugares donde el Ministerio de la Mujer se llama Ministerio de Igualdad e Integración y esa es un cambio desde el lenguaje, desde el decir, que no deja de lado a otras personas que no se identifican con el género femenino y no es tan reaccionario contra otros géneros. Y por otro lado, lo que me preocupa es que lo ocupen mujeres por solo el hecho de ocupar un lugar en el poder, sin tener el conocimiento de cómo; y es ahí donde tenemos el retroceso. Hay quienes se capacitaron y está muy bien. Pero conozco mujeres que llegan y hacen agua. Pero también digo que lo toman quienes tienen el coraje de hacerlo. Son muchas las cosas que tenemos que debatir y a veces esos lugares terminan siendo por favores políticos. Yo me encontré con dirigentes que nunca habían leído la Ley Micaela y están al frente de un cargo clave”.
Andrea y Néstor están convencidos que el Estado necesita de una articulación muy fuerte con las organizaciones territoriales, ponerlas en valor, porque son las que están cotidianamente en los barrios. Y la herramienta que crearon para que eso suceda es la que construyó Micaela con su militancia: tejer lazos comunitarios, fortalecer vínculos barriales, sosteniendo, acompañando, haciendo crujir las estructuras patriarcales, poniendo en tensión las masculinidades hegemónicas.
En este proceso, la Ley Micaela es “la punta del iceberg”, porque se trata de una ley vinculada a la prevención, que genera una pregunta sobre los modos de relacionarnos y cómo transformamos esas relaciones. A medida que nos formamos tenemos que ir transformándonos.